Comparto totalmente que en la década del ´70 se asistió a la aniquilición de las ideas, a la postergación del pensamiento, a la persecución y censura de las proyectos y la participación de los jóvenes. Pero no puedo relacionar ese plan siniestro inspirado desde el exterior y desde el interior de nuestro país, con los resultados que tenemos hoy en nuestra juventud. Sobre todo porque crecí en los años '80 bajo un sistema democrático que con todas sus imperfecciones, defendió el Dr. Raúl Alfonsín, como presidente de la Nación.
Entonces, con el retorno de la democracia, la juventud salió a participar, buscó nuevos espacios, y aún cuando buscaba distenderse, su mirada sobre una república diferente no dejaban de transmitir esperanzas y nuevos horizontes, y crecían sus diferentes ideologías, incluso aunque no fuesen netamente políticas sino más bien socioculturales y sobre todo musicales. Era una nueva juventud crítica.
Pero llegaron los años '90. Y con otras características el plan de los '70 volvió a cobrar vida. Había que desarticular y conseguir que la juventud no piense en nada. (Reforma educativa 1994; se saca el servicio militar obligatorio pero no se crea algo alternativo bajo un sistema democrático). La idea era esa que se canse de pensar en nada y comience a aburrirse, y enfrente el caos y el drama de su existencia: las drogas cobraron un nuevo lugar, no desde el ámbito de la experimentación para crear arte, sino desde el vacío y la condena de muerte en vida; entonces el crímen, el delito, el robo , fue una respuesta a la sociedad heredada. Y el uno a uno, concluyó por abrir una brecha entre pobres y ricos a tal punto, que sobre todos los jóvenes comenzarona pesar en una balanza sus posibilidades sobre lo imposible.
Ningunos de los gobiernos que continuaron al salvaje capitalismo de los años '90 hicieron algo para revertir o curar las heridas abiertas. Las generacinoes que se sucedieron crecieron en la antife, en la desconfianza política-social,en la falta de contención institucional, y en el facilismo como único corredor para saldar sus ansias de hambre. Nada de estudiar, ni trabajar, ni sacrifio; todo de planes sociales, de la farándula, del robo, del secuestro, de la muerte. Todo de la habilidad de encontrar y embatir contra el más débil (otros menores, jubilados etc). La brecha estaba ya bien clara: unos tienen mucho, otros tienen algo, yo no tengo nada: te mato, te limpio, me compro merca o un par de zapatillas y vivo en la miseria del horror sin espantarme de mimismo, sino espantando a los otros.
La primera salida a ese esquema determinado fue "el gatillo fácil". La policía y la justicia muchas veces fueron cómplices ( y aún lo son en muchos casos) de ese panorama decididamente destinado a aniquilar a las mentes tiernas. Las soluciones de fondo, las auténticas respuestas, nunca se concretaron.
Por eso hoy, no son culpables solamente los jóvenes que delinquen, sino hay todo un mensaje oculto y perverso por parte de los que se encargaron de dejarles esta triste realidad.
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