6 nov 2009

El Amor en Tiempos de Egoísmos (Aúlicos)

La docencia tiene aspectos muy interesantes si uno quiere ser más que un mero particpante profesional en el ámbito educativo. Y así, nos perfeccionamos, con diferentes actividades, y sin pedir nada a cambio, excepto un certificado para que no nos descuenten a fin de mes.
El día jueves 5 de noviembre había sido uno de esos días en que se termina finalmente rendido de cansancio pero plenamente satisfecho con haber podido cumplir con los compromisos asumidos, y en especial porque fuimos capaces de volcar esa dedicación hacia nuestros alumnos, y muy muy especialmente que ellos, nuestros educandos, superaran una vez más sus propias marcas y expectativas.
Al día siguiente, viernes 6, tuve tiempo para irme al cajero a sacar algo del sueldo entrante en este mes de noviembre. Como la fila en el cajero del Banco Provincia en González Catán era muy extensa, la espera se volvió tediosa, por dos motivos: 1) funcionaba un sólo cajero; 2) además de la clave numérica a los docentes nos han agregado otra clave alfabética, y no todos siempre la recuerdan o aún estan poco habituados a usarla. El caso es que la fila no parecía avanzar nunca.

Fue en ese momento que escuché la conversación de dos colegas detrás de mi . Ambos de unos 30 años, pero uno más alto y otro más gordo y petiso. El más alto le decía: "Yo en docencia hago lo justo y necesario; no me caliento más, cada cual mira su propio beneficio; hoy por ejemplo falté a dar clases para esto, para cobrar; antes cumplía con todo; pero me di cuenta que cada uno hacía la suya primero". El otro lo escuchaba atentamente, y el docente continuaba: "Total, si los pibes estan en cualquiera; el otro día uno fue con una 9 mm, lo advirtió la bibliotecaria; vino la directora, la policía y el pibe decía: #a mi, nadie me puede tocar soy menor, tengo derechos#, cuando la policía le sustrajo el arma, cayó la psicóloga o psicopedagoga diciendo; #si, es verdad, tiene derechos, nadie lo puede tocar, déjenlo. Vos te pensás que yo que tengo mi nena me voy a arriesgar a que uno de  estos pibes me pegue un tiro; el pibe será muy menor, pero bien que estaba en uso de razón cuando decidó llevar la 9 mm a la escuela; pero las leyes estan del lado de esas conductas..." La conversación seguió pero emepecé a preocuparme de que no parecía avanzar ,mientras me quedaba reflexionando: "Y si todos colaboráramos, o buscásemos respuestas de otra manera, ¿no se podría mejorar?. ¡Qué difisil!, tan difisil como saber si la vida de uno es más importante que la del pibe, o viceversa. Pero siento que nos hemos acostumbrados a ver todo desde el egoismo.

Ese mismo día por la tarde, empezaba por ponerme de acuerdo y hasta reirme con las reflexiones de un seminarista en Cañuelas, pero depronto (confieso que aún no supe a dónde iba con sus conceptos) me sorprendí. Aclaro que por causas particulares me retiré unos minutos antes de que terminara la charla, y que aunque hablaré con colegas al respecto, quiero dejar la sensación y reflexión que volqué en ese momento.

Al principio, me gustaba su concepto de que "vivimos en un mundo del control remoto", donde cada uno pretende poner en el otro los errores porque en realidad el control lo tengo yo; de allí pasaba a explicar que "pasamos de la educación y del mundo del deber (de lo que se debe hacer) a la de la educación y el mundo del poder (de lo que puedo hacer); esto explicaba por ejemplo, porqué los mediaticos tienen más éxitos, caso Zulma Lobato; en cambio un docente por más esfuerzos que haga sólo será mediaticamente reconocido si abofetea a un alumno, porque entonces los medios de comunicación coparán al otro día la escuela, y hasta serán capaces de entrevistar al docente o pagarle para entrevistarlo, porque justamente el poder está en otros intereses y en el cambio de roles de la sociedad.

Después, el especialista en temas de "Convivencia y Paz" que no quiero nombrar por razones de ir hacia sus conceptos por ahora; nos dió cinco minutos para tomar o comer algo. Cuando retornamos, casi inmediatamente nos hizo reflexionar sobre lo que no éramaos los docente (médicos, policías, bomberos, jueces, etc, etc, etc) y sobre lo que sí éramos: EDUCADORES. Hasta ahí todo bién. Pero nos hizo buscar la diferencia entre "querer el bien para nuestros alumnos o ser hipócritas".  Decía que mientras persigamos el bien, ¿Qué necesidad tengo de amar a mis alumnos?; ¿qué necesidad tengo de ser amigo de mis vecinos?. Ninguna. Porque, según él, sólo entro en la hipocrecía si detrás de esa sonrisa, y palmada en la espalda, persigo mis propios intereses, o lo hago para posesionarme o quedar bién con el medio que me rodea. Esto último estaba escuchando cuando me retiraba, y en cierta forma me molestó (reitero no lo nombro al autor porque no se cómo prosiguó el final de su conferencia expositiva). Y si bien puedo aceptar que muchos coincidan con estas ideas, yo mientras conducía tras salir de allí pensaba:
"No puedo pretender que todo mis alumnos se entusiasmen o sepan de Historia tanto como yo, o más que yo; pero si debo hacer que mis clases sean interesantes -en esto coincidía con el expositor-; pero si yo exijo que mis alumnos sean responsables para aprobar su materia, lo mínimo que puedo hacer desde mi lugar es yo aprender a amar; y acá me diferencié rápidamente del expositor: es verdad no tengo el deber de amar a alguién; pero si tengo el deber de construir desde mi profesión (vocación para algunos como yo), aprender a aplicar el amor, sin hipocrecía; y el amor más se practica cuando me puedo asumir en aquel que más me joroba en clase porque no hace nada, porque es silencioso, porque tiene un sinfin de problemas, etc; es decir, si bien no tengo obligación, así como el alumno no quiere estudiar historia porque no sabe para que le sirve (o la materia que fuese) pero yo le exijo un mínimo de voluntad y responsabilidad para aprobarlo, de la misma manera tengo que poner un mínimo de compromiso con la construcción del amor. Porque la construcción del amor es el poder en el mundo. Dios es Amor. No el odio, no el individualismo. Me causaba gracia porque el expositor parecía por este momento estar hablando contra el individualismo desde el individualismo.
Y relacionaba esto con la charla escuchada en la fila del cajero... Cómo nos cuesta construir un mundo de amor, el resultado es el desinterés, la pena y el dolor de ciento de miles de jóvenes que nos roban nos matan, etc... pensar que como dice Williams Ury, es hoy, tiempo de crisis y globalización, el momento de la negociación, donde ya no hay uno que gana y otro que pierde como en décadas pasadas, sino donde pierden los negociando cada cual algo; ¡y para qué?, para salir de las crisis, para afrontar nuevos desafíos.... si todos aplicáramos el tratar de aprender eso que no es mi oblñigación pero que sirve para construir, ejemplo el amor, muchas palabras y conceptos volverían a cobrar vida, dejaría de estar vacías.

Muchas veces estamos repitiendo palabras vacías, o comprando libros de especialistas que viven acumulando títulos y conferencias internacionales, y los aplaudimos, y no dicen mucho, o no dicen nada; o hacemos paros gremialistas cada vez que nos apuran las urgencias del bolsillo, pero nunca para exigir cambios para mejora del sistema educativo, por ejemplo ( siempre se ponen de manifiesto pero se guardan en un escritorio una vez alcanzados los negocios económicos); etc. Para hablar y quejarnos somos  como "mandados a hacer".


Pero el amor se aprende y se construye sabiendo escuchar; William Ury declaró hace poco al diario La Nación: "si Dios nos dió una boca y dos oídos es para escuchar más que para hablar." Por eso quiero recalcar lo dicho líneas atrás: aprender a construir amor es una deuda de todos los que exigimos que nuestros alumnos aprendan nuestra materia; y eso implica aprender a escucharlos; pero no enseñarles el facilismo, porque eso es desamor.

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