1 abr 2010

Nuestro costado espiritual

* Semana Santa: Aliviémos a Jesús, hablando de Jesús*

Algunos quieren verlo como el polítco más importante de la historia porque sus enseñanzas siguen siendo práctica y debate aún en nuestros días. Otros, pobres incrédulos, dicen que en realidad nada de lo que hizo tuvo valor porque, no ven cambio alguno desde "su llegada". Más si Jesús estaría ante nosotros que nos decimos cristianos, seguramente nos preguntaría como a sus discípulos: "¿Y ustedes quién dicen que soy yo?".

Sin duda, pensamos que buscaríamos las palabras más bellas, las más elocuentes, aunque basta con recordar sus enseñanzas para responderle al Señor: "Tú, eres la Verdad, Tú, eres la Luz y la vida de este mundo y en el Reino de Dios; Tú, eres Amor... Tú y la Santísima Trinidad que habita en Tí, eres y son (ese Misterio) la Gloria Eterna por los siglos de los siglos. Tú Eres".

Aunque lo más probable es que si estuviésemos an Él, sólo nos dejaríamos caer en sus brazos para que nos cure con Gracia Divina y podamos así conocer la Libertad más pura, más completa y perfecta... en fín, en su Verdad moraríamos felices y todo sería plenitud. No más sed, no más hambre, no más insatisfacción y soledad, ni angustia; no más muerte.

Porque con su cruz, Jesús vence a la muerte. Como dice un párraco amigo, "no te mueras en la cruz".

Por eso es que nos queda seguir confiando y pedirle a Dios que cada día aumente más en nosotros la Fe que en Él, Nuestro Señor, tenemos.

Y nos queda además saber que de una u otra manera caminamos en esta vida y que de todos esos caminos el Camino de Dios es el más importante. Por eso tengo algunas preguntas: ¿Qué hacemos por Jesús?; ¿cómo conseguimos que mi hermanono pierda la fe en Cristo?; ¿cómo hacemos posible que Dios sea el centro de nuestras vidas y el centro también para los demás?; ¿de qué forma, con qué estrategia, hacemos algo para intentar que el incrédulo se acerque a la fe?; ¿nos interesa hacer algo en ese sentido?. O acaso decimos: "eso queda para los curas y la corte eclesiástica... con que yo ´me porte bién´y no joda a nadie ya está". Estas últimas expresiones son respuestas que nos hacen egoístas. Primero somos egoístas porque tenemos un conocimiento que por pereza, vergüenza o indiferencia, no queremos transmitir. Egoístas también porque "no compartimos a Jesús". Y Jesús es pan y vino para compartir: "Este es mi Cuerpo; esta es mi Sangre".

No necesitamos ser perfectos, no esperemos a ser perfectos (Jesús es Salvación) para compartir a Cristo con los demás. Somos pecadores pero conocemos la Fe y el arrepentimiento; el temor de Dios, el saber que Dios esta por sobre todas las cosas, mucho más entonces por sobre nuestras faltas y debilidades.

Debemos empezar a no ser indiferentes con los temas de Dios.Tomarnos un momento para charlar, para compartir puntos de vista, para llevar reflexivamente nuestro mensaje de porqué creémos. Debemos estar atentos de acercar una palabra, un signo, una oportunidad de Dios a los demás.No es tan dificil, siempre hay un lugar y un momento. Entonces, ¿porqué escaparnos a nuestra soledad, o nuestro hogar, o la iglesia, con nuestro Divino y Sagrado Conocimiento de Dios? Dios es pan y vino... convidemos al prójimo la riqueza de este alimento que todo hambre calla, y toda sed detiene.

La procesión va por dentro pero si podemos exteriorizar algo de lo que llevamos adentro, algo de ese extraordinario Cristo Misericordioso que tanto amamos y al que tanto recurrimos para pedirle o agradecerle, entonces adquirimos vocación de "hacer por Dios", y aliviamos la Cruz de Jesús por los que no creen, como Simón de Cirene.

De Luis Alberto Martínez, abril de 2006, reescrito en abril de 2010.

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